A menudo no hay premios ni castigos, sólo consecuencias!
Al hombre osado, la fortuna le da la mano.
La superstición trae mala suerte.
La fortuna es como la policía: siempre llega tarde.
¿Para qué correr cuando has errado de camino?
Nunca es un mal día aquél que tiene una buena noche.
Si no te arriesgas a nada, te arriesgas a todo.
Lo mejor que uno puede hacer cuando llueve es dejar que llueva.
Al final todo se arregla, aunque a lo mejor no se arregla como tú esperabas.
Nuestros pensamientos se convierten en decisiones; las decisiones en actos; los actos crean hábitos; los hábitos forman nuestro carácter y el carácter determina nuestro destino.